Dior y la moda después de Galliano

Raramente una semana de la moda parisina haya sido tanto intensa. Se pensaba que la crisis había pasado. Sin embargo el mundo de la moda está desconcertado en el plano existencial más que en el económico. Hay dificultades económicas que hacen que las marcas pongan cada vez más presión sobre sus diseñadores. El universo del lujo mantiene un buen crecimiento, pero el prêt à porter tiene muchos problemas para encontrar las curvas positivas. Algunas marcas abandonan los podios por falta de recursos financieros suficientes mientras que otras buscan y buscan alternativas….

En medio de todo esto, el affaire Galliano ha mostrado hasta qué punto la creación sufre a expensas del poder económico. El diseñador de la Dior se hunde en sus problemas personales y parte a la deriva hacia una clínica de desintoxicación en Estados Unidos. Por otra parte, en la Maison Balmain, el diseñador Christophe Decarnin no asiste a su desfile y los rumores hablan de su internación en un hospital psiquiátrico. La crisis está por todos lados. Con las dolencias mentales y los problemas personales no busco para nada la justificación de los serios actos que involucraron a Galliano y que sigo sosteniendo (como ya dije en mi post anterior sobre el tema) que son reprobables y condenables.

El aire se cortaba con tijeras en el desfile de Dior este viernes 5 de marzo en la presentación de la colección prêt à porter. Los invitados VIP no querían que su nombre quedara asociado al de Galliano, así como la marca Dior que mantuvo un perfil bajo y discreto en cuanto a su visibilidad durante toda la semana. El último desfile de la casa representó el fin de un reinado. Los periodistas no supieron si entusiasmarse o derramar lágrimas, e insisto nuevamente, la atmósfera y el espíritu de los asistentes y de las críticas posteriores fueron sobre todo de desconcierto. Por primera vez el backstage del desfile estuvo cerrado para la prensa y para los VIP. El presidente de la firma, Sidney Toledano recibió a los invitados y declaró que eran momentos tristes para la firma en tanto que recordaba que la hermana de Christian Dior estuvo en un campo de concentración, por lo cual, las palabras del ex diseñador resultaban intolerables e inaceptables. Luego de esto la presentación consistió en 62 salidas de una exquisita y delicada colección con aires ingleses en las capas y botas de cuero y en los cortes de los livianos y transparentes vestidos de noche. Para el final, la incógnita del saludo se resolvió de forma emotiva cuando apareció en escena el grupo completo de costurer@s, modist@s y sastres de los talleres de la firma. Recibieron una ovación de pie en lo que se vio como un gesto de apoyo al nombre y a la tradición de la marca.

Este ambiente extraño y desafortunado no impidió sin embargo que marcas menores fueran miradas con más atención al presentar colecciones formidables. Me refiero a Roland Mouret y a Amaya Arzuaga (de quienes me ocuparé en otro post). Y me atrevo a decir que será gracias a estas marcas que la moda encontrará un poco de oxígeno en los próximos meses…..