Me puse histórico. Ya van a ver. Desde mi reducto de verano, extendido en mi reposera, encremado de pies a cabeza bajo el sol benéfico pero abrasador del verano, miro el agua de la piscina del hotel, tomo sorbos de un refrescante mojito y agradezco haber recibido de regalo un elegante slip de baño negro de la última colección de Dsquared2 que dejará una mínima marca de frontera entre mi piel blanca piel de invierno y la tez canela del verano. Sumido en estos pensamientos tan livianos, de repente recuerdo que mi misión en la vida además de disfrutar del sol y del mojito, es contarles historias. Hoy les contaré la historia de la “Bathing Machine”, instrumento fascinante que se usó en otros tiempos cuando apenas se podían mostrar unos centímetros de piel y el mismo acto de bañarse se realizaba lejos de los ojos de los veraneantes y con un sentido más terapéutico que recreativo.
La “Bathing Machine” fue un aparato muy popular entre los siglos XVIII y XIX que permitía a la gente quitarse la ropa y ponerse un traje de baño para ingresar al mar. Estas maquinotas tiradas por caballos eran parecidas a un gabinete y tenían ruedas muy altas para poder ingresar a zonas más o menos profundas del mar y alejadas de la orilla de las playas. Una vez en el agua se descendía por una escalerilla de madera. Algunas tenían toldos que también protegían de las miradas indiscretas. Fueron usadas especialmente en las playas de Gran Bretaña (pues allí empezaron los baños de verano) y constituían una parte importante de la etiqueta a observar en el baño de mar por parte de los bañistas de ambos sexos que quisieran comportarse correctamente. So british! Las había de varios tamaños y si bien la “Bathing Machine” permitía cierta intimidad y la consiguiente separación entre hombres y mujeres, los trajes de baño en ambos casos eran muy parecidos a la ropa interior y revelaban muy poco del cuerpo. Incluso los colores eran muy oscuros. El negro y el azul marino eran los preferidos. Con licencias para los más jóvenes y los niños que podían usar colores más claros.
Hasta 1860 los hombres podían bañarse desnudos. Es decir, se metían a la máquina con su ropa de calle, llegaban al mar, se quitaban la ropa, tomaban su baño y volvían a colocarse la ropa de calle. Con el correr del siglo XIX y con el cambio en las actitudes relacionadas con el esparcimiento, los baños de mar fueron vistos como una diversión y un entretenimiento. Entonces comenzaron a verse bañistas hombres y mujeres en grupo y las formas del traje de baño evolucionaron un poco aunque hasta bien entrada la década del veinte del siglo XX siguieron siendo muy recatados. La “Bathing Machine” se uso en otros países de Europa pero en menor escala, y en América sólo en México se vieron algunos ejemplos de este aparato. Con el tiempo muchas de estas máquinas se transformaron en “changing rooms” fijos en la playa. Sin duda deben haber tenido algo de divertido y aquí les dejo unas imágenes para que vean de se trataba esto. Mientras yo ato el delicado cordón de mi slip de baño negro y me dispongo a darme un buen chapuzón en las frescas aguas mientras espero que renueven mi delicioso mojito. Buen verano amigos.