Sí mis queridos seguidores: Scott Schuman, The Sartorialist estuvo por Buenos Aires invitado para un evento y otras cosillas y por supuesto que su intención fue captar algunos de los looks que la ciudad pudiera ofrecerle. ¿Y saben qué? Pues al parecer no encontró ninguno. La ciudad de Buenos Aires, que se precia de ser una de las capitales sudamericanas de la moda no pudo ofrecerle nada de atractivo como look al ojo y a la cámara de Scott. Si repasamos las entradas en su blog correspondientes a su estadía en nuestro país veremos que el registro comienza con una fotografía de los vidrios de una puerta ventana de una casa de San Telmo. Indignación total para los fashionistas que seguramente esperaban verse retratados cruzando alguna paqueta calle de recoleta haciendo gala de la mítica distinción porteña heredada de París (permítanme decirles que si alguna vez existió esa distinción ya se perdió hace mucho tiempo). La foto en cuestión guarda cierto interés sobre todo por estar ubicada en la página sobre otra tomada en New York que muestra una especie de carro atravesado por cuerdas y sin duda, en una relación bastante fácil, una imagen remite a la otra. Y hay algo del orden de la manufactura que creo que es lo que Schuman quiso destacar y que fue lo único que parece haberle interesado visualmente en Buenos Aires. Pero ya volveré sobre este punto en un rato.
También vemos una serie de fotos tomadas en la milonga de la antigua Confitería Ideal. Fotos de milonga, con un toque retro. Correctas. Buenas fotos. Quizás para mostrar que estuvo en la capital del tango y para reforzar lo que todos en el exterior le adjudican automáticamente como símbolo a la ciudad de Buenos Aires. Hasta aquí, los seguidores impacientes se preguntaban qué pasaba que no aparecían los looks porteños. ¿Es que el cuento de Buenos Aires = capital de la moda es una ficción construida para hacernos creer que tenemos la batuta del estilo en Sudamérica? ¿Es que deberíamos comenzar a pensar que, por ejemplo San Pablo tiene más personalidad que Buenos Aires en esto de la moda y el estilo? Lo cierto es que Schuman, que viaja constantemente por las capitales de la moda mundiales siempre encuentra personajes interesantes para retratar pero aquí eso no le pasó. Conozco algunos seres que andaban desquiciados preguntando por dónde iba a andar Schuman con su cámara y que deliberadamente salieron en la calle a cazar al cazador. Fallaron. No quiero darle más importancia de la que tiene a la mirada de The Sartorialist pero, sin duda, la ausencia de looks rescatados de las calles de Buenos Aires es un índice de la falta de estilo y de creatividad no sólo para vestir sino también por parte de la industria local de la moda y de las opciones que ofrece. Es una muestra más de la tendencia a uniformar las propuestas del mercado en looks standardizados y conservadores que no arriesgan nada. También me cabe pensar que se trata de la gran dificultad al acceso más masivo a la indumentaria a causa de los elevadísimos precios de la ropa y de los accesorios en nuestro país. Así nadie puede armar su look y así Scott Schuman no tiene a quién fotografiar.
Pero entre las imágenes publicadas por Schuman en el blog hay dos que destacan sobremanera y que suplen la ausencia de las demás. La primera muestra al gran diseñador Pablo Ramírez en su atelier en una magnífica toma mientras realiza una prueba a una modelo. No he recorrido todo el blog de The Sartorialist pero no creo haber visto imágenes de diseñadores en su taller, detalle éste que hace a esta foto muy especial. Vemos la concentración de Ramírez y la mirada altiva de la modelo. Una manga perfectamente construida llama la atención y destaca el conocimiento del oficio que caracteriza al diseñador y su gran cuidado en las minucias de la confección. Los comentarios a la foto que aparecen posteados hablan de dramatismo, de Chanel, de Brancusi, incluso de Vermeer y de algo así como de un sastre español del siglo XVII… Comentarios muy sugerentes y halagadores para Ramírez que sin duda hace de su tarea un arte de la moda y del estilo, pero sobre todo del oficio. Detalle esto que lo hace único en el campo del diseño de moda en Argentina, pues Pablo Ramírez nunca siguió a ninguna tendencia impuesta, nunca copió a nadie aunque bebió de las mejores fuentes y fue fuerte en la creación de un lenguaje propio. No sólo su adhesión al negro es la marca que lo distingue –es más, a esta altura de su producción pienso que se trata de un detalle anecdótico- ; lo que distingue a Pablo Ramírez es que es uno de los pocos que explota la creatividad desde el trabajo, desde la investigación y desde la experimentación y lo muestra en todas sus colecciones.
La segunda foto publicada en el blog es la de un lustrador de zapatos en plena tarea con un cliente en la calle. La imagen va acompañada de un texto de Schuman en donde explica su asombro al ver la escena desde el coche que lo trasladaba y el hecho de que, según dicen sus palabras “this might be common practice in some communities but I, personally, have never seen that maneuver”. (Me pregunto cómo le lustran los zapatos a Scott Schuman, pero ese será tema de otro post). Y en realidad lo que le llama la atención sobre todo es el pedazo de plástico que el lustrador coloca para no manchar la media del cliente. Detalle, atención, minuciosidad, conocimiento del oficio. El lustrador y su cliente. Lo mismo que vio en el taller de Pablo Ramírez. El diseñador y su modelo. Los dos trabajando con el color negro. Y si bien la imagen de nuestro lustrador desconcertó y desilusionó a muchos, a mi me parece encantador, correcto y apropiado que ésta haya sido la elección. Que la cortinita de San Telmo, que Pablo Ramírez y que la escena de “Shoeshine” sea lo que nos representa en The Sartorialist me llena de orgullo.
Comentarios
Interesantes las fotos de
Interesantes las fotos de Scott pero hay otros retratos que identifican mas la ciudad de Buenos Aires.