Cuando el desánimo me toma y estoy a punto de no creer más en la moda….de repente aparece este diseñador que me demuestran que no todo está perdido y que puedo volver a tener fe…
Qué decirles…un vestido de Roland Mouret desde hace unas colecciones atrás es un vestido de Roland Mouret – se puede reconocer desde lejos por su corte y su drapeado, a la vez halagadores y reveladores. La construcción es perfecta y esto se ha convertido en una marca que le ha hecho mucho bien al diseñador francés. Mouret es extraño porque en realidad no presenta nada nuevo pero sí muestra ropa que se puede vender y que se puede llevar y que se ve gloriosamente bien en el cuerpo. Este hombre me demostró en esta última colección prêt-à-porter otoño invierno 2011-2012 que dentro de su generación es uno de los que mejor entiende la silueta y el cuerpo femeninos.
Mouret comenzó a estudiar diseño de indumentaria en 1979 en París y pronto siguió su carrera en Londres con muchos altibajos….Uno de los bajonazos -para este humilde comentador de moda y para otros colegas- es que su nombre haya quedado ligado al de Victoria Beckham pues esta embajadora del mal gusto y la vulgaridad sorpresivamente es fan de sus diseños. Mouret partió luego hacia New York, allí se instaló y poco a poco se fue transformando en el diseñador de las celebrities. Después de este paseo por las capitales de la moda y luego de recibir varios premios y reconocimientos de sus pares y de la prensa, lentamente Mouret se va instalando en la escena parisina.
En la tarjeta de invitación a su desfile el diseñador agradecía la presencia de sus invitados y el apoyo que le daban a su trabajo. El tema es que una parte de la prensa especializada francesa no había visto con buenos ojos que Mouret le diera la espalda a París y a su industria de la moda… Lo cierto es que todos estos resquemores se fueron borrando conforme avanzaron los vestidos fluidísimos, sensuales, escurridizos. Con textiles de altísima calidad –crêpe, lana, seda- que favorecían los drapeados perfectos y resaltaban el corte al bies de muchas de las prendas. La maestría en el corte y un talento formidable para poner en valor las curvas femeninas son el sello de Mouret. Y si bien sus vestidos parecían volar y extenderse, la silueta nunca dejó de estar marcada, los hombros se destacaban con apliques, detalles geométricos, pinzas, fruncidos y una construcción ultra ajustada a las formas del cuerpo. Los detalles delicados fueron finos cinturones por debajo del talle y lazos que nacían de la misma prenda y recuerdaban los adornos sencillos de Madeleine Vionnet (atiéndase que esta comparación es uno de los mejores halagos que Mercure Galant puede hacer, pues cada vez que pronuncia el nombre de Vionnet se pone de rodillas). Los largos no fueron uniformes, vimos vestidos minis y largos. Muchas veces vestidos similares en ambas versiones, lo que demostró la versatilidad y la movilidad de la colección en sí misma. También aparecieron pantalones super amplios y de cintura muy alta acompañados por tops y abrigos con detalles de piel o chaquetas cortas ultra estructuradas. Los colores iban desde los neutros camel, grises y negros hasta las explosiones de color verde, rojos profundos, azules turquesas y celestes. Resultado: una colección chic, muy muy parisina que hizo que sus seguidoras se lamentaran pues el diseñador acaba de abrir su primera boutique en Mayfair y no en Saint Germain des Prés. Mouret deberá rever estos desaires si verdaderamente quiere tener éxito en la ciudad luz… (Un secreto: muchos ven en el diseñador a uno de los posibles sucesores de Galliano en Dior….quién sabe…quién sabe……pero después no digan que no les avisé).