Nunca pensé que el final de Galliano en Dior iba a ser de esta manera. Siempre me imaginé un desfile homenaje con todas sus espléndidas creaciones y con sus modelos y con una pasada final magnífica en donde brillara toda la inventiva que le dio un lugar único en la historia de la moda. Inmediatamente recordé el vergonzoso cabezazo de Zidane a Materazzi en el Mundial de fútbol de 2006 en Alemania. Toda una carrera finalizó con la pelota manchada. Una salida por la puerta de atrás. Y aunque todos recordarán a Zidane por sus caños, sus gambetas y sus genialidades en la cancha, el episodio del final de su carrera es ineludible para la memoria. Claro que inmediatamente que relacioné a Galliano con Zidane reconocí que el hecho que los llevó a ambos a la desgracia es notablemente diferente. Lo de Zidane fue una agresión en el ámbito deportivo, deplorable y reprobable. Pero estamos acostumbrados a ver agresiones parecidas en las contiendas deportivas. Lo de Galliano va mucho más allá que un episodio de indisciplina en el mundo de la moda. Sus insultos antisemitas, racistas y discriminatorios empañan toda su carrera, ensucian a la casa Dior e injurian tanto a judíos como a todos aquellos que anhelamos que todo este tipo de exabruptos y expresiones queden erradicados definitivamente. Está el video que confiesa su amor a Hitler y reproduce los insultos a una pareja en el bar La Perle del Marais en París. No importa si estaba drogado y borracho. Todavía peor si fue así pues su voz vino desde un lugar más profundo y más auténtico. Mi enojo es grande mientras repaso los momentos increíbles que, desde hace 15 años, Galliano me dio en las pasarelas de Dior porque no puedo creer que nunca más veré sus vestidos sin vincularlo a este hecho vergonzoso. Y ni siquiera se portó como el “enfant terrible” que supo ser. No fue un error ni un comentario al pasar. “El comportamiento de Galliano es ofensivo para la dignidad humana” dice Eugenia de la Torriente en el diario español El País. Y aunque algunas voces ahora argumenten depresiones y adicciones, Galliano llegó a un punto del que no se vuelve. Partes del comunicado en que se define el despido de Galliano de Dior Couture en la voz de su presidente Sidney Toledano, condenaban "rotundamente" las palabras proferidas por el diseñador porque están "en completa contradicción con los valores esenciales que esta empresa siempre ha defendido". Días antes, con el comienzo de la investigación sobre el incidente, Toledano (de origen judío) también había declarado que "Dior afirma con la mayor convicción su política de tolerancia cero hacia cualquier palabra o comportamiento antisemita”.
Una paradoja del episodio quedó ilustrada en la nueva campaña publicitaria del perfume Miss Dior Chérie cuyo rostro es la actriz de origen israelí Natalie Portman. La transmisión televisiva de la entrega de los premios Oscars para Latinoamérica mostró una y otra vez el nuevo spot publicitario y al día siguiente de ganar su premio Portman declaraba que las expresiones de Galliano le daban asco y que ella no se vinculaba en ninguna forma con el nombre del diseñador. La asociación francesa SOS Racisme (que tiene mucho mucho trabajo en su país) iniciará acciones legales y dijo que “El señor Galliano ha agregado a la ignominia de sus palabras la cobardía de negarlas”.
Muchas lenguas bífidas de la moda señalan que para la firma Dior esta es una escapada rápida y afortunada para deshacerse de un creativo alcohólico y depresivo pero ni siquiera analizaré estos argumentos pues me parecen mezquinos y al mismo nivel que las declaraciones de Galliano. Al fin de cuentas lo que importa es lo dicho por el diseñador.
Por ahora resta ver el ánimo de la maison Dior este viernes 4 de marzo cuando presente la colección Prêt à Porter otoño-invierno 2011/2012 en el Museo Rodin en el marco de la semana de la moda. La firma ya declaró que Galliano no estará presente aunque el vínculo con su nombre es inevitable. Después de todo él es el responsable de esos diseños. Las cuestiones legales también están mezcladas en relación con esta última colección que llevará la firma del diseñador y algunos medios dicen que es probable que la presentación no se lleve a cabo. También ya se baraja el nombre del sucesor que probablemente sería el talentoso Hedi Slimane. Mientras trato de manejar mi bronca luego de leer las repercusiones del hecho en las prensas francesa y americana trato de vislumbrar de qué forma se repondrá la Maison Christian Dior después de esto. Por lo pronto, fue notoria la falta de “Diors” en la red carpet de los premios Oscar aún antes de conocerse el despido de Galliano. La misma Natalie Portman, que se suponía que vestiría Dior decantó por un vestido de Rodarte. Un grave traspié que esta vez cubre de nubarrones mucho más que al mundo de la moda….